viernes, 16 de abril de 2010

I.XII.II-LEYENDAS


Tlachihualtepetl
Todo era orden y armonía en la meseta del Anahuac, en una época que se pierde en la historia, que solo 1a grandeza de Xelhua se ha logrado conservar en la memoria de los abuelos. Xelhua, Ulmecatl, Mixtecatl, Chichimecatl y Tecpanecatl eran hermanos. Eran seres especiales, eran los elegidos de los dioses, eran gigantes; sus corpulentos cuerpos, su fuerza, pero mas su sabiduría, los hadan respetables entre los macehuales, quienes obedecían ciegamente sus ordenes, el favor de la creación era para ellos por su veneración a los dioses, porque su figura era tan grande como su sencillez, por eso fueron elegidos de los dioses.

Ante tal portento del cielo, comenzó a prepararse la intriga, hombres con las venas llenas de envidia comenzaron a sembrar en los corazones de los macehuales la cizaña de la rebelión y las punzadas de los cardos, comenzaron a mover el encono para acabar con Xelhua y sus hermanos; no obstante, tales hechos no permanecían ocultos a los ojos de los dioses y decidieron proteger a sus hijos predilectos acabando con los hombres de la región, que eran incapaces de comprender las decisiones de los guardianes de la noche .

Estaba a punto de concluir otro ciclo de 52 años y Xelhua y sus hermanos se preparaban para llevar a cabo la ceremonia del fuego nuevo, comenzaron las celebraciones de los días aciagos y los cinco hermanos guardaron penitencia, elevaron sus ritos y sus cánticos en honor de Nepalmohuani "El Dador de la Vida" al llegar al quinto día, el cansancio de la penitencia los venció y tuvieron un sueño revelador en el que los dioses les ordenaban acudir a la montaña de Tlaloc, donde llevarían sus ofrendas, también soñaron que caería un terrible diluvio que acabaría con la insolencia de los macehuales.
Así, al amanecer, el trino del cenzontle los acompaño por las veredas del camino embelleciendo los cantos religiosos que ofrecían a sus dioses. Aquellos hombres que entregaban su confianza al Tloque Nahuaque "Señor del Cerca y del Junto". Las nubes del cielo empezaron rápidamente a congregar, de tal manera que cuando los hermanos presentan su ofrenda en el interior de la montaña de Tlaloc, comenzó a caerse el cielo en forma enormes serpientes venenosas que anegaban todos los alrededores haciendo pagar muy caro el haber querido atentar contra la vida de sus hijos predilectos.
Al terminar el diluvio, un rayo de luz anuncio a Xelhua y sus hermanos que toda amenaza había sido limpiada por el poder de los dioses, quienes les ordenaron que al salir siguieran por diferentes rumbos para pregonar la grandeza y el poder de sus protectores divinos.
Como el prestigio de Xelhua había volado mas allá de las fronteras del Anahuac, por donde quiera que pasaba la gente lo aclamaba y lo seguía, y así llego cerca del valle Cuetlaxcoapan y al ver el cerro Zapotecas recordó a la montaña de Tlaloc y contando su hazaña a sus súbditos, quiso recrear las campiñas con una montaña mas grande que el zapotecas para honrar la memoria de Tlaloc, así que ordeno a los tlalmanalcas elaborar infinidad de adobes que fueron armoniosamente colocados para dar forma a la montaña de Tlaloc, pero al ver que la obra cada día amenazaba con igualar la obra de los dioses quisieron castigar la vanidad de Xelhua y mostrar su descontento; estaban tan apurados los tlalmanalcas en su labor, que no tuvieron la oportunidad de escapar, porque se quedaron aturdidos con el estruendo del rayo devastador que cayo como una enorme roca en forma de sapo, frustrando la magnifica labor y los sueños de Xelhua.
Desde entonces, en la Gran Tollan Cholollan existe el Tlachihualtepetl o "Cerro Hecho a Mano" que quedo como huella indudable de la fundación de Cholula, por el mítico Xelhua, quien cumpliendo con la encomienda de sus dioses, fundo los pueblos Acatepec, Chalchihuapan, Atlixco, Cuauhquechollan, Itzocan, Ayotlan, Epatlan Teopantlan, Ixcaquixtlan, Tehuacán, Coxcatlan , Teotitlan, etc

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