viernes, 16 de abril de 2010

I.XII.III-LEYENDA DEL CERRO DEL ZAPOTECAS

Muchas historias hay sobre el célebre cerro de Zapotecas, esta es una más que se cuenta en la región:

Existe un cerro cerca de Cholula, rumbo a Zacatepec, al que la gente llama El Cerro Zapotecas, todos los pueblos de la comarca cuentan que ahí se hacen pactos con el maligno para que les de dinero. Incluso, cuando alguien manifiesta que no tiene dinero los demás le contestan:

-Ve al Zapotecas

Cuenta la leyenda que un hombre andaba muy preocupado porque tenía que hacer una mayordomía en su pueblo y solo faltaba un mes y no tenía el dinero suficiente para llevar a cabo su compromiso. Así que, decidió solicitar un préstamo entre sus conocidos y compadres, pero como la temporada de siembra había sido mala todos le negaron la ayuda, hasta su compadre le dijo que también necesitaba dinero y que lo había pensado muy bien que había decidido ir al cerro Zapotecas para salir de pobre.

Triste y preocupado, pensaba en los gastos que tenia que hacer para salir de su apuro, comprar las flores, contratar a la banda de música, los cohetes y los toritos, la bebida para los asistentes ya sea refresco, cerveza o pulque y el mole, para ello debería sacrificar muchas gallinas, pavos, algunos marranos y él sin dinero y los que le podrían haber ayudado, por la crisis económica, no podían ayudarlo.

El sueño se había ido de sus ojos, en las noches solamente daba vueltas en la cama pensando en como solucionar su problema, ya tenia una semana que su compadre le había sugerido ir al cerro de zapotecas, pero no lo había visto, quizás se había ido a trabajar fueras.
Los días pasaban sin misericordia para el pobre amigo, hasta que después de pensarlo mucho y consultar con la almohada, la única alternativa era ir a pedir dinero al cerro del zapotecas, esperaría todavía que llegara la noche y encaminaría sus pasos para encontrarse con su solución.
Ese día trataba de no pensar mas en el asunto, si no sabía que le entraría el miedo y lo haría desistir de su resolución, por lo que trato de distraerse en las labores del campo y no pensar más en su problema. Llego la noche, aproximadamente eran las once de la noche, agarro su chamarra y salio sin dar explicaciones a su familia, camino por las calles y provoco el ladrido de los perros que se oían a lo lejos, el viento soplaba haciendo mas frió el sudor que brotaba de su cara, comenzó a veredear y a subir el cerro, a cada paso que daba sentía el rigor de la subida y comenzó a respirar mas aprisa y solo oía el acelerado latir de su corazón, hasta se quito su chamarra y solamente se detenía para respirar hondo para alimentar su determinación y seguir cuesta arriba. Allá a lo lejos se veían en su pueblo, las pocas luces que todavía mantenían con vida las casas, no había estrellas y cuando estaba a punto de llegar a la cima, pensó en regresar, pero pensó:

- Ya 'toy mas pa`ca que pa`ya.
Y justo cuando iba a seguir caminando, oyó una voz que le dijo:

- Me dijo tu compadre que me andabas buscando ¿no? no es necesario que me lo expliques ya se cual es tu problema y te voy a ayudar; solamente que tienes que pensar de quien es el alma de tu familia que me vas a dar. Te voy a dar unos segundos para que lo pienses; ahorita regreso para firmar el pacto con sangre.

La sombra obscura de lo que parecía ser un caporal con su gabán y su sombrero, desapareció por entre los árboles y ahí quedo nuestro amigo solo no con un problema, sino con dos y antes de que pudiera pensar en la respuesta comenzó a escuchar unos quejidos muy lastimeros, pensó quien podría ser, alguna persona que necesita ayuda, al buscar entre los árboles, descubrió una enorme casa, mas bien dicho una hacienda y se encamino hada donde se escuchaban los quejidos.
Entró por el portón y grande fue su sorpresa al ver muchos hombres colgados de las manos y amarrados de los pies a los que se veía que los habían azotado cruelmente, algunos de ellos ya no se movían, pero entre todos ellos reconoció a su compadre y corrió hacia él y antes de que pudiera hablarle, su compadre le dijo con voz cansada y quejumbrosa.


- Compadrito ¿que haces aquí? Lárgate, vete, antes que regrese aquel, sálvate, sal de aquí y no voltees la cara, anda que esperas, no lo pienses mas a mi ya me llevó la ...
Y sin pensarlo salio corriendo de la imaginaria hacienda, le daba lástima escuchar los quejidos que se oían cada ves mas tristes pidiendo ayuda, pero todavía maldijo a las piedras del camino que no lo dejaban escapar tan rápido como hubiera querido, las ramas de los árboles también lo trataban de detener y sus pies se movieron con la rapidez de su respiración, de sus latidos, todavía resonaban las palabras de su compadre que le decía, vete y no voltees la cara. Llego a su pueblo serían la una de la mañana, no sabia, pero solamente los ladridos de los perros lo acompañaron por las calles solitarias así fue como regreso a su casa y se metió a su cama, su esposa solamente se volteó para seguir durmiendo y no supo nuestro amigo, ni cuando lo pesco el sueño. Al amanecer, lo que había vivido la noche anterior, lo tenia absorto en sus cavilaciones y de vez en cuando se acordaba del problema de la mayordomía, hasta que la solución le vino de inmediato.

- Voy a vender dos vacas y con eso voy a hacer una fiesta sencilla, lo importante es cumplir con el Santo Patrón. Aun no había de pensar en su solución, cuando oyó un grito que decía: ¡burros, vacas, becerros que vendan!
Milagrosamente le llegaba la solución a su problema, salio corriendo y le chillo a los de la camioneta. Al momento oyó en la iglesia que estaban dando doble. Arregló la venta de sus animales, le pagaron buen precio y se encamino a la iglesia para comenzar con los preparativos de la fiesta.
Cuando vio un grupo de gente que se arremolinaba junto a una carreta y le dijeron:

- ya vites, trajeron a tu compadre, lo encontraron muerto, arriba del cerro del Zapotecas...
Cuando se abrió paso por la gente, pudo ver a su compadre, amarado de pies y manos sangrado, pero lo mas curioso es que llevaba puesta la chamarra de nuestro amigo.

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